PAPAS BUENAS Y MALAS
Por Lázaro Daniel (Ladagoval)
Cuando pequeño pasaba parte de mis
vacaciones en Florida, Camagüey en casa de mi querida, adorada y difunta abuela
Amada.
Recuerdo que el arroz, y las
hortalizas, los traían por sacos al patio de su casa. Un día me pide mi
abuelita un favor: Daniel necesito me ayudes a sacar de este saco de papas, las
papas malas…yo curioso, pequeño aun, no comprendía muy bien a qué se refería mi
abuelita. Ella se percato que me quede en ascuas, entonces esa mulatona que
media más de 6 pies tomo el saco en sus manos lo voltio encima de un nylon y
todas las papas cayeron rodando… tomo una papa magullada y en estado de
descomposición y me señalo: “esta papa hay que sacarla para que el resto que
están buenas, no se echen a perder”.
Con el pasar de los años y después de
la muerte de mi abuelita, comencé a tener sueños con su casa y en los sueños
veo los sacos de papas y también como se separan las papas buenas de las malas.
Un mensaje claro me trasmite mi abuelita del más allá: “Aparta todo lo que te
pueda causar daño en tu vida”. De adulto he venido a comprender esta lección o
enseñanza.
Nos cuesta trabajo en ocasiones poder
comprender ó llevar a nuestras vidas enseñanzas que nos pueden ayudar a
continuar el camino que nos hemos trazado.
Nunca es tarde para comenzar.
La familia es imposible escogerla,
porque llegan a tu vida como un regalo (o no para algunos).
Los amigos en cambio son un tema de
elección, selección y opción de nuestra parte.
Somos los máximos y únicos
responsables de ello.
Nuestros logros, aciertos, desaciertos
van estar de alguna forma relacionados con nuestros “Amigos”; es decir; es el
resultado de la buena, mala ó regular selección que hemos realizado.
Los amigos no se venden, no se
compran, no se subastan.
Los amigos lloran cuando tienen que
llorar por ti, te dan la mano cuando más lo necesitamos, no te critican sin
buscar soluciones a cambio, no te ridiculizan en público, ni te tratan de menos
cavar, por todo lo contrario los amigos cuando estamos ausente y en público no
se manifiestan y se expresan contrario a nuestra persona, ellos son nuestras
caras, nuestros sentimientos, nuestros abrigos, nuestro escudo protector.
A un amigo no se le enseña el respeto,
el amigo llega con el respeto, no se le indica cómo debe o no actuar (no son
nuestros hijos) , ellos saben cómo actuar.
La química, el respeto, la
comprensión, el sentido de fidelidad, de lealtad, el sentido común, la
humildad, la honestidad, la honradez y un gran corazón forman a un buen amigo.
Hoy nuevamente mi abuela vino en
sueños, ella sabe que aun a mis 46 años, con unos sentimientos limpios, sin
odios ni rencores en mi alma, aun sigo llevando sobre mis espaldas a personas
que se han vendido como mis “buenos amigos” y en realidad no lo son.
Los “falsos amigos” hay que apartarlos
de los buenos amigos porque son capaces de minar el camino de obstáculos,
intrigas, mentiras y divisiones a través de sus malas intenciones, sus
envidias, sus egoísmos y egocentrismos. De no separarlos, es muy probable que
seamos el centro de atención y victimas de injurias, acusaciones, mentiras e
intrigas y con ellos nuestras vidas, integridad moral, puesta en tela de juicio
como parte de una venganza atroz y descomunal.
Ser vigilantes, no cuesta dinero
alguno.
La solución está en nuestras manos.
Es preferible ponerse rojo una vez que
no rosadito 100 veces. Por ello es mejor separar a tiempo a las papas malas del
saco para que no contaminen a las buenas.
Es solo un consejo que nos envía mi
abuelita del más allá y que por lógica, al menos yo debo de tomar.
Cuando el cáncer se detecta a tiempo,
evitamos males mayores, dejarlo que se desarrolle sería fatal para nuestras
vidas.
Creo que a mejor entendedor, con pocas
palabras bastan.
Los exhorto a ser cada día mejores seres
humanos.
Mayo 13, 2014
Miami
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