LA AMO, ASÍ Y MÁS FUERTE...
Por: Lázaro Daniel (Ladagoval)
Madre mía,
Cada año trato de expresarme a través de letras y
reflejar el inmenso amor que corre por mis venas y la nostalgia que quema mi
corazón al recordar el largo tiempo que hemos estado separados físicamente.
No sé si culpar al destino, a las circunstancias vividas,
al exilio forzoso en que me encuentro u otras situaciones, pruebas que
atravesamos en nuestras vidas para madurar. En cualquier caso la diferencia no
sería más que el dolor del alma al saber que no la tengo a mi lado.
He sido testigo de muchas historias de padres e hijos y
cada una lleva en si el agridulce de algún suceso que hace sentir en los
corazones de los involucrados.
El día de las madres puede ser cualquier día, pero uno
solo en el año se designó para homenajearlas y cada vez que llega y miro a mi
alrededor y no la veo es como si estuviera viviendo una de mis pesadillas
nocturnas.
La ultimas vez que nos pudimos ver había cumplido mis 39
años, hoy tengo 46 y Dios mediante el 6 de octubre estaré cumpliendo mis 47
años…Espero que después de mis 47 podamos reunirnos y lograr tocar su rostro,
besarla, abrazarla y apapacharla como siempre hice con usted y mi difunto
padre.
Muchas cosas han pasado en nuestras vidas y que la hemos
tenido que sufrir y soportar separados, espero que ese encuentro nuestro, las
deje enterradas en algún lugar lejano, fuera de nuestras vidas y continuemos
adelante agradeciendo a Dios el poder continuar con vivos.
No sabe la inmensa alegría que siento cada vez que hablo
con usted cada mañana y recibo sus bendiciones antes de comenzar a trabajar. Al
menos he tenido que conformarme con eso. Sus palabras de guerrera firme, sus
consejos de madre, amiga y mujer llegan a mí como bendiciones enviadas por
Dios, es cierto lo que se dice que no importa la edad que los hijos tengan,
siguen siendo hijos…
Este inmenso árbol que abrazamos usted y yo y mi difunto
padre, lo volveremos abrazar, no sé cuando, pero le aseguro que lo volveremos
abrazar y con inmensa alegría podremos compartir, no lo que dejamos de
disfrutar juntos, sino el poder continuar vivos y las nuevas experiencias que
nos deparan.
Quiero que en este hermoso día disfrute a plenitud y se
sienta orgullosa de sus cinco hijos que la aman, la adoran y están felices de
tener una madre como usted.
Mis lágrimas no pueden, ni deben entristecer este día
porque sería imperdonable para mí el saber que no la hice feliz.
Como te extraño vieja…
Disculpa siempre a tu hijo, que su mayor pecado ha sido vivir separado de
usted.
Que Dios siempre me la bendiga hoy, mañana y siempre!
La amo, así y más fuerte que desde aquel importante día,
que usted con mucho amor me trajo a esta vida.
Gracias una vez más.
La amo.
Su hijo Daniel
Mayo 11, 2014
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