Friday, October 4, 2013

MAFEREFUN ORULA HOY, MAÑANA Y SIEMPRE!



MAFEREFUN ORULA  HOY, MAÑANA Y SIEMPRE!
Por Lázaro Daniel (Ladagoval)

Orula trajo a mi vida dos personas muy especiales. Mi padrino de orula y mi pequeña hija, mi Angelito de Dios, Daniela Amanda.

Corrían los años 90’ cuando tuve la fortuna de conocer a Benito Raúl Cabrera Díaz (Eshu Lecun) c/p el Farmacéutico. Ibae, ibae tu nun.

Todo un caballero, un gran ser humano, sabiduría natural y sobre todo un gran corazón, eran las características fundamentales de mi padrino.

Siempre estuvo listo para viajar fuera de la tierra que lo vio nacer, pero su ita de ocha (santo) y el de IFA jamás se equivocaron. Una fulminante enfermedad lo separo de la vida terrenal.

Hoy le brindo este sencillo homenaje, con todo el amor y el respeto que siempre ha merecido en este gran  día de Orula.

 Un 4 de octubre del 2002, nace en Nassau, Bahamas mi pequeña, hermosa y encantadora hija, mi Angelito de Dios Daniela Amanda. Hoy cumple sus 11 añitos. Dios me escucho al pedirle que no naciera el día de mi cumpleaños y no solo me escucho, sino le dio la bendición de traerla a la vida en este importante y hermoso día.

Con su nacimiento trajo a mi vida, (tal como sucedió con anterioridad con mi Carita de Ángel - Ana Claudia) mucha felicidad. No importa cuántos obstáculos se han presentado en los últimos años. Con una sola sonrisa limpia mi alma y depura cualquier tristeza que de mi emane. Realmente me siento un hombre muy afortunado. Porque no decirlo ahora?

Es por ello y por tantas bellas personas Babalows que he conocido a lo largo de mi vida que agradezco enormemente el amor inmenso con que Orula (San Francisco de Asís para los Católicos) me acogió cuando fui a sus pies.

Maferefun Olofin,
Maferefun Olordumare,
Maferefun egguns
Maferefun mi ángel de la guarda Elegua
y Maferefun Orula.

Ashe Orula para toda mi familia, para todos mis amigos, para el pueblo cubano, para el resto del mundo. Que la salud, el bienestar y felicidad siempre nos acompañe a todos. Ayúdanos alcanzar nuestros sueños y no permita que el sufrimiento, la angustia y otros tantos dolores innecesarios causen más daño del que ya han provocado.




ORULA

Quién es Orula?

Orula u Orunmila es el Orisha de la adivinación, el oráculo supremo. Es el gran benefactor de la humanidad y su principal consejero. El revela el futuro a través del secreto de Ifá. Es así mismo un gran curador, quien ignore sus consejos puede sufrir los avatares producidos por Eshu.

Orula representa la sabiduría, la inteligencia, la picardía y la astucia que sobreponen al mal. Cuando Olodumare creó el Universo, Orula estaba ahí como testigo. Es por eso que el conoce el destino de todo lo que existe. Es por eso que se le llama el eleri-ipin ibikeji Olodumare (Testigo de toda la creación y el segundo al mando de Olodumare).

"Orula elerí ipín
Iré keji Olodumare Onatumo agbedebeyo
Alapa siyan iwi Oduduwa
Aché ishe miní, Orula somo somo
Orula Iboru, Orula Iboyá, Orula Ibosheshé"

Orula es el primer profeta de la religión Yorùbá, enviado por Olodumare a fiscalizar los nacimientos, los decesos y el desarrollo de los seres humanos y otras especies. Adivino y dueño de los Oráculos por excelencia, interprete de Ifá. Estuvo en la tierra como profeta con los 16 ancestros celestiales (los Meyi de Ifá), entre el año 2000 y el 4000 a.c. Su culto proviene de Ilé Ifé y su nombre proviene del Yorùbá Òrúnmìlà ("Solo el cielo conoce quienes se salvaran").

Personifica la sabiduría y la posibilidad de influir sobre el destino, así sea el más adverso. Quienes no acatan los consejos de Orula, sean hombres u Orishas, pueden ser víctimas de los Osogbos enviados por Eshu. Inseparable de Shango, quien le proporcionó con permiso de Olofin el don de la adivinación y de Eshu, su fiel aliado. Orula forma una importante trinidad con Olofin y Oddúa (Oduduwa). Sólo aquellos elegidos por el pueden entrar a su culto a través de la "mano de Orula" (Awo Fa Ka) para los hombres e Iko Fá Fun, para las mujeres, quienes se las considera mujeres de Orula y reciben el nombre de Apetebí, siendo esta la consagración más importante que una mujer recibe en el culto de Orula. En el caso de los hombres pueden llegar si Orula así lo decide a ser sacerdotes, en cuyo caso reciben el nombre de Babalawo.

Orula tiene el conocimiento de las cosas secretas del ser humano y la naturaleza, así como el conocimiento acumulado sobre la historia de la humanidad. En el plano humano representa las espiritualidades de todos los Awó ni Orula difuntos. Es el Orisha rector e intérprete de los Odun del oráculo de Ifá. No se asienta en la cabeza y sólo se comunica a través de su oráculo. Goza del privilegio de conocer el principio y origen de todas las cosas, incluidos los Oshas y Orishas. Permite que el hombre conozca su futuro e influya sobre él. Está muy relacionado con Eshu y Osun.

Orula está presente en el momento en que el espíritu que va a encarnar a un individuo está eligiendo su destino. Representa la seguridad, el apoyo y el consuelo ante la incertidumbre de la vida. Con su ayuda todo es posible. Sus sacerdotes pudieran ser los mejores organizados, los más místicos y más sabios. Eshu es su ayudante. El sacerdocio del Orisha Orula existe en el mismo concepto en que puede existir el sacerdocio a otros Oshas y Orishas con la diferencia de que es exclusivo para hombres y dentro de éstos para personas que no caen en trance. Las mujeres pueden llegar hasta la consagración de Iko fa fún ni Orula y tienen el privilegio de ser escuchadas con más acierto que a los hombres; las mujeres que son Apetebí Ayafá son las verdaderas dueñas del fundamento de Ifá del sacerdote al cual asisten. Sus sacerdotes no pueden montarse, ni tirar caracoles.

Sus colores son el verde y amarillo. En el sincretismo se le compara con San Francisco de Asís (4 de Octubre). Se saluda ¡Orula Iboru, Orula Iboyá, Orula Ibosheshe!

Familia de Orula.

Hijo de padres celestiales Orokó y Alayerú. En la tierra fue hijo de Obbatala y Yemú. Esposo de Oshun y Yemaya.

Diloggún en Orula.

Habla en el diloggún por Irozo (4), Obbara (6) y Metanlá (13), Merinla (14), Marunlá (15) y Merindiloggún (16).

Herramientas de Orula

Su receptáculo son dos mitades de güiro que representan el cielo y la tierra, que pueden ir dentro de una batea de madera.

Sus atributos son dos manos de Ikines, una otá, una tablilla de cedro, el tablero (Opón Ifá o Até Ifá), un cuerno tallado (Irofá), un Iruke (rabo de caballo), el okpele o rosario de Ifá, el Yefá o polvo de Orula, una escobilla para limpiar el tablero, un Iddé, el collar y collar de mazo.

Sus Elekes se confeccionan alternando cuentas verdes y amarillas.
Objetos de poder de Orunla.

El tablero de Ifa, el cual se utiliza como instrumento de percusión en algunas ceremonias. También un objeto hecho con crin de caballo llamado iruke, el cual se utiliza para alejar el mal.
Ofrendas a Orula.

Se le ofrenda ñame, coco, albahaca blanca, etc. Se le inmolan Chiva, gallina negra, paloma y venado. Sus Ewe son aceitunillo, aguinaldo morado, albahaca menuda, arabo, altea, arará, acediana, bejuco de fideo, colonia, copey, corteza de coco, galán de noche, paraíso, Ceiba, ñame, etc.
Bailes de Orula.

No tiene baile específico ya que no baja, se realizan bailes en su honor.

Atención a Orula.

Orula debe ir en un lugar alto en la casa. Para atender Orunla se debe hacer con cada luna nueva, se unta manteca de corojo en la mano izquierda y miel en la derecha, se frotan las manos y se le pasa la mano a Orula (a los ikines o semillas de dos en dos). Mientras se está haciendo esto se le encienden 2 velas. Y se le pide mientras le echas tu aliento, le pides firmeza y que tu mente tenga sabiduría para tomar los caminos correctos. Se le ponen flores finas, frutas frescas, dulces finos, maní, ñame, coco, todo en números pares. Para atenderlo se sugiere antes haberse bañado para estar limpios.

Características de los Omo Orula.

Personas tranquilas, sabias, desprendidas y generosas. Guías espirituales por excelencia, con un especial intuición. Por su carácter espiritual y pacifico tienden a buscar el sosiego y crecimiento interior.

Patakies de Orula.

Cuando Obbatalá concluyó la creación del primer hombre, Olofin convocó a todos los Orishas para que estuvieran presentes en la ceremonia de darle el soplo vital. Todos se arrodillaron e inclinaron la cabeza en aquel sagrado momento, solo Orunla, al cual Olofin tomó como ayudante por su reputada seriedad y sabiduría, pudo ver cómo Olofin ponía el Eledá en Orí.

Terminada la ceremonia celebraron el acontecimiento, entonces Olofin dictaminó: “Solo Orunla fue testigo de la acción que he realizado, por eso cuando el hombre quiera conocer su Eledá, el será el encargado de comunicárselo.”


San Francisco de Asís


(Francisco Assisi; Asís, actual Italia, 1182-id., 1226) Fundador de la orden franciscana. Hijo de un rico mercader llamado Pietro di Bernardone, Francisco de Asís era un joven mundano de cierto renombre en su ciudad.
En 1202 fue encarcelado por unos meses a causa de su participación en un altercado entre las ciudades de Asís y Perugia. Tras este lance, aquejado por una enfermedad e insatisfecho con el tipo de vida que llevaba, decidió entregarse al apostolado y servir a los pobres. En 1206 renunció públicamente a los bienes de su padre y vivió a partir de entonces como un ermitaño.

San Francisco de Asís predicó la pobreza como un valor y propuso un modo de vida sencillo basado en los ideales de los Evangelios.

El papa Inocencio III aprobó su modelo de vida religiosa, le concedió permiso para predicar y lo ordenó diácono. Con el tiempo, el número de sus adeptos fue aumentando y Francisco comenzó a formar una orden religiosa, la de los franciscanos. Además, con la colaboración de santa Clara, fundó la rama femenina de su orden, que recibió el nombre de clarisas.



Francisco de Asís (en italiano Francesco d’Assisi) (* Asís, 5 de julio de 1182[1] – † ibídem, 3 de octubre de 1226)[2] fue un santo italiano, diácono, fundador de la Orden Franciscana y de una segunda orden conocida como Hermanas Clarisas, ambas surgidas bajo la autoridad de la Iglesia Católica en la Edad Media, al contrario de otras hermandades —como los cátaros— que fueron consideradas herejes. De ser hijo de un rico comerciante de la ciudad en su juventud, pasó a vivir bajo la más estricta pobreza y observancia de los Evangelios. En Egipto, intentó infructuosamente la conversión de musulmanes al cristianismo.

Su vida religiosa fue austera y simple, por lo que animaba a sus seguidores a hacerlo de igual manera. Tal forma de vivir no fue aceptada por algunos de los nuevos miembros de la orden mientras ésta crecía; aun así, Francisco no fue reticente a una reorganización. Es el primer caso conocido en la historia de estigmatizaciones visibles y externas.[5] Fue canonizado por la Iglesia Católica en 1228, y su festividad se celebra el 4 de octubre.[3] [4] Es conocido también como il poverello d'Assisi («el pobrecillo de Asís», en italiano).

En el siglo XII se concretaron cambios fundamentales en la sociedad de la época: el comienzo de las Cruzadas, el incremento demográfico y la afluencia del oro, entre otros motivos, influyeron en el incremento del comercio y el desarrollo de las ciudades. La economía seguía teniendo su base fundamental en el campo dominado por el modo de producción feudal, pero los excedentes de su producción se canalizaban con mayor dinamismo que en la Alta Edad Media. Aunque todavía no se estaba produciendo una clara transición del feudalismo al capitalismo y los estamentos privilegiados (nobleza y clero) seguían siendo los dominantes, como lo fueron hasta la Edad Contemporánea, los burgueses (artesanos, mercaderes, profesionales liberales y hombres de negocios) comenzaban a tener posibilidades de ascenso social. La Iglesia, protagonista de ese tiempo, también se vio influida por la nueva riqueza: no eran pocas las críticas a algunos de sus ministros que se preocupaban más por el crecimiento patrimonial y sus relaciones políticas de conveniencia.

Debido a ello, diversos movimientos religiosos surgieron en rechazo a la creciente opulencia de la jerarquía eclesiástica en esa época, o se dedicaron a vivir más de acuerdo con los postulados de una vida pobre y evangélica.[6] Algunos de ellos medraron afuera de la institución y vivieron a su manera; tales movimientos fueron condenados hasta el punto de considerarlos herejes. Los Cátaros, por ejemplo, predicaban entre otras cosas el rechazo a los sacramentos, las imágenes y la cruz.[7] Otras organizaciones como la creada por San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán, por el contrario, nacieron bajo sumisión a la autoridad católica y fueron conocidas con el nombre genérico de "los monjes mendicantes". Este movimiento logró que la mayoría de la Iglesia se alejase de la opulencia, vicio que tornaría en el siglo XIV.

Infancia y juventud

Nació bajo el nombre de Giovanni. Sus padres fueron Pedro Bernardone dei Moriconi y Donna Pica Bourlemont, provenzal; tuvo al menos un hermano más, de nombre Angelo.[8] Su padre era un próspero comerciante de telas que formaba parte de la burguesía de Asís y que viajaba constantemente a Francia a las ferias locales. Entre algunas versiones, fue la afición a esta tierra por lo que su padre lo apodó después como Francesco o el francesito; también es probable que el pequeño fuera conocido más adelante de este modo por su afición a la lengua francesa y los cantos de los trovadores.[9]

Francisco recibió la educación regular de la época, en la que aprendió latín. De joven se caracterizó por su vida despreocupada: no tenía reparos en hacer gastos cuando andaba en compañía de sus amigos, en sus correrías periódicas, ni en dar pródigas limosnas;[10] como cualquier hijo de un potentado tenía ambiciones de ser exitoso.
En sus años juveniles la ciudad ya estaba envuelta en conflictos para reclamar su autonomía del Sacro Imperio. En 1197 lograron quitarse la autoridad germánica, pero desde 1201 se enfrascaron en otra guerra contra Perugia, apoyada por los nobles desterrados de Asís. En la batalla de Ponte San Giovanni, en noviembre de 1202, Francisco fue hecho prisionero y estuvo cautivo por lo menos un año.[11]

Desde 1198 el pontificado se hallaba en conflicto con el Imperio, y Francisco formó parte de la armada papal bajo las órdenes de Gualterio de Brienne contra los germanos.[12]

Estatua de San Francisco en Asís que lo representa regresando a la ciudad tras abandonar la guerra.

La renuncia a los bienes terrenales, según Giotto.
De acuerdo con los relatos, fue en un viaje a Apulia (1205)[12] mientras marchaba a pelear, cuando durante la noche escuchó una voz que le recomendaba regresar a Asís. Así lo hizo y volvió ante la sorpresa de quienes lo vieron, siempre jovial pero envuelto ahora en meditaciones solitarias.
Empezó a mostrar una conducta de desapego a lo terrenal. Un día en que se mostró en un estado de quietud y paz sus amigos le preguntaron si estaba pensando en casarse, a lo que él respondió: Estais en lo correcto, pienso casarme, y la mujer con la que pienso comprometerme es tan noble, tan rica, tan buena, que ninguno de vosotros visteis otra igual.[13] Hasta ese momento todavía no sabía él mismo exactamente el camino que había de tomar de ahí en adelante; fue después de reflexiones y oraciones que supo que la dama a quien se refería era la Pobreza.

El punto culminante de su transformación se dio cuando convivió con los leprosos, a quienes tiempo antes le parecía extremadamente amargo mirar.[14] Se dedicó después a la reconstrucción de la capilla de San Damián. Según los relatos, lo hizo después de haber visto al crucifijo de esta iglesia decirle: Francisco, vete y repara mi iglesia, que se está cayendo en ruinas.[15] Entonces decidió vender el caballo y las mercancías de su padre en Foligno, regresó a San Damián con lo ganado y se lo ofreció al sacerdote, pero este lo rechazó.
Su padre, al darse cuenta de la conducta de su hijo, fue enojado en su búsqueda, pero Francisco estaba escondido y no lo halló. Un mes después fue él mismo el que decidió encarar a su padre. En el camino a su casa, las personas con que se encontró lo recibieron mal y, creyéndolo un lunático, le lanzaron piedras y lodo.

Francisco ante las autoridades eclesiales

Su padre lo reprendió severamente, tanto que lo encadenó y lo encerró en un calabozo.[16] Al ausentarse el airado padre por los negocios, la madre lo libró de las cadenas. Cuando regresó, fue ella quien recibió las reprimendas del señor de la casa, y fue otra vez en búsqueda del muchacho a San Damián, pero Francisco se plantó con calma y le reafirmó que enfrentaría cualquier cosa por amor a Cristo. Pedro Bernardone, más preocupado por lo perdido de su patrimonio,[16] acudió a las autoridades civiles a forzarlo a presentarse, pero el joven rehusó hacerlo con el argumento de no pertenecer ya a la jurisdicción civil, por lo que las autoridades dejaron el caso en manos de la Iglesia.

Francisco se sometió al llamado de la autoridad eclesial. Ante el requerimiento de devolver el dinero frente a su padre y al obispo de Asís, de nombre Guido, no sólo lo hizo, sino que se despojó de todas sus vestimentas ante los jueces, proclamando a Dios desde ese momento como su verdadero Padre. Ante esto, el obispo lo abrazó y le envolvió con su manto.[17]

Comienzos de la orden

Porciúncula.
No se sabe con certeza cuántas iglesias en ruinas o deterioradas reconstruyó; entre ellas, a la que más estima tenía era la capilla de la Porciúncula (“la partecita”, llamada así porque estaba junto a una construcción mayor).

Allí fue donde recibió la revelación definitiva de su misión, probablemente el 24 de febrero de 1208,[18] cuando escuchó estas palabras del evangelio: No lleven monedero, ni bolsón, ni sandalias, ni se detengan a visitar a conocidos... (Lc., 10).[19] Así, cambió su afán de reconstruir las iglesias por la vida austera y la prédica del Evangelio. Después de someterse a las burlas de quienes lo veían vestido casi de trapos, ahora su mensaje era escuchado con atención, y al contrario de otros grupos reformadores de la época, el suyo no era un mensaje de descalificaciones ni anatemas.
En unos meses sus discípulos eran once: Bernardo de Quintavalle, Pedro Catani, Gil, Morico, Bárbaro, Sabatino, Bernardo Vigilante, Juan de San Constanzo, Angelo Tancredo, Felipe y Giovanni de la Capella.[20]

Bajo la pobreza que Francisco predicaba y pedía, los frailes hacían sus labores diarias atendiendo leprosos, empleándose en faenas humildes para los monasterios y casas particulares, y trabajando para granjeros. Pero las necesidades cotidianas hacían la colecta de limosna inevitable, labor que Francisco alentaba con alegría por haber elegido el camino de la pobreza. Comenzó también la expansión del mensaje evangélico, y para ello los estimuló a viajar de dos en dos.[21]





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