Daniela
y Osito, ambos vuelven a sonreír a la vida.
Corría
el año 2004, hace cerca de 8 años, mi hija Daniela a penas cumplía sus 2 añitos
de edad. Yo residía en Nassau, Las Bahamas. Osito, nuestro hermoso perro
Poodles, llega a nuestro hogar con dos meses de nacido, nuestra Daniela
estallaba de alegría y Osito junto a ella, mi madre que en ese entonces residía
conmigo en las Bahamas, nos ayudaba a criar, no solo a Daniela sino a Osito,
quién se había convertido de la noche a la mañana, en una cariñosa y juguetona
mascota.
Osito
fue creciendo y junto a él nuestra adorada Daniela, él no era (ni es) un simple
perro, es un gran perro. Daniela no fue (ni es) una simple niña, es todo un
amor de hija, uno de mis motivos de amar la vida.
La
madre de Daniela y yo nos separamos, pero jamás me separe de Daniela, ni de
Osito.
En
enero del 2008, se me traslada profesionalmente hacia Miami. Daniela, su madre
y Osito quedaban detrás en Nassau. En su afán de querer conquistar lo perdido,
se vienen a vivir a Miami, Osito formo parte del viaje y fue el pasajero #
tres.
Cada
fin de semana, cada vez que quedaba Daniela a mi lado, Osito, su fiel escudero
no la abandonaba y juntos caminábamos los jardines y calles de Brickell.
El
29 de Julio del 2009, llega la peor de las noticias que puede recibir un ser
humano, lejos de su tierra. Mi padre había fallecido. Osito estaba conmigo, me
vio llorar, sufrió a mi lado e hizo lo posible e imposible por alegrar mi vida,
tal como lo hizo Daniela.
Con
el pasar del tiempo Osito continúo creciendo, y Daniela seguía creciendo a su
lado.
El
pasado lunes 28 de mayo, en una llamada telefónica, me comunicaba la madre de
mi hija que tenía dispuesta un turno para entregar en adopción a Osito. Sus
argumentos que estaba agotada, cansada y no le daba tiempo atenderlo, yo venía
manejando por una carretera atestada de autos y un torrencial de lluvia que
molestó en todo el trayecto de Orlando hasta Miami. Miles de argumentos
persuasivos brindé para evitar que se fuera a cometer tal error. Segura de su
decisión, no cedía un ápice, mi cabeza daba rumbos recorriendo casi 8 años de
vida de Osito junto a mí adorada Daniela. No entendía, no lo entiendo y no
entenderé jamás, como es posible que existan seres humanos tan despiadados en
esta tierra y que yo me sienta responsable por haberle entregado como madre a
un ser así, a mi princesa de apenas 9 años y medios de edad. Argumentos
existirán miles… pero los sentimientos de un hijo y de un perrito, ambos
criados prácticamente como si fuesen hermanos están por encima de cualquier
argumento…
Hoy
después de culminada las clases, llame por teléfono y mi hija no quería hablar
conmigo, su llanto estremecía mi alma, sentía un dolor tan grande en mi corazón
que las lágrimas corrían en mis mejillas, me preguntaba y me sigo preguntando: ¿Por
qué causar dolor a seres queridos?, ¿Porque destruir los sueños de un niño y de
un animalito tan hermoso y querido? ¿Es que acaso la crueldad y los
sentimientos malvados seguirán haciendo y deshaciendo en este mundo?
Tome
la mejor, la correcta y única decisión que podía tomar para evitar tan horrenda
actitud. Le solicite que me entregara a Osito, cuando Daniela se enteró cambio,
y cuando me vio recoger a su fiel escudero, a ese hermanito varón que jamás
pudimos entregarle, con ese hermoso, noble, sincero y cariñoso perrito que
alegro sus días, los míos y hasta los de su propia madre por casi 8 años,
sus ojos comenzaron a brillar de felicidad.
Osito
feliz me lamiaba mi rostro, se me lanzaba encima, agradeciendo por su final
feliz.
No
pretendo hacer cambiar a nadie. Solo plasmo una experiencia personal, que tocó con agudeza las fibras de mi corazón y lejos de las fibras de mi corazón,
lástimo los corazones de mi hermosa Daniela Amanda y de su amado y cariñoso
Osito, ambos sentenciados a la eterna separación forzosa y cruel.
Las
consecuencias jamás las pudo haber calculados y pudieron ser desde la muerte de
Osito hasta las afectaciones de todo tipo, el correcto desarrollo y
crecimiento de nuestra hermosa Daniela.
Sirva
mi caso de ejemplo, un mensaje sano y educativo, a todas esas personas que andan
por andar en este mundo, sin impórtales el dolor ajeno, hiriendo a cuantas almas
se encuentran a su paso. Nadie se va de este mundo sin antes pagar
sus pecados…y todos somos pecadores, pero existen pecados y “pecados” con
comillas.
Dios
ilumine los pasos futuros de la madre de Daniela, a ella que tanto proclama la
palabra de Jehová, a través del evangelio y con la ayuda de los hermanos que se
hacen llamar testigos de Jehová y que en su prédica, hablan del amor y el
respeto profundo a la familia, al prójimo y a los animales…realmente no
comprendo y repito, no existen argumentos en la faz de la tierra que me haga
pensar diferente , por eso a diario les hablo de lo importante que es ser buen
ser humano, no solo en la palabra , sino en las acciones.
José
Martí escribió: “Si la verdad falta a su voz, la palabra, como un vano cohete, caerá
apagada a tierra, en el silencio de la noche” … “No son inútiles la verdad y la
ternura. No padezca” …” La grandeza está en la verdad y la verdad es la virtud”
…
Con
mi verdad cierro esta crónica que, de llanto y dolor agudo, que hizo estría, en mi, que no le procuro daños a nadie, y aún más conmovido por la angustia de mi ángelito de Dios y su fiel escudero. Sirvan estás letras, luz de esperanza para
que florezca la bondad, la copasión y el amor donde hay sembrado odios, rencores y crueldades.
Así
valoro y reflexiono el mundo que nos ha tocado vivir.
Ladagoval
30
de mayo del 2012
Miami
Miami