Imagen tomada de Google.
Los Demonios
En
esta ocasión deseo escribirles sobre los demonios que tratan de dominar nuestro
Yo interno.
En
ocasiones cuando vemos las actuaciones irregulares o incorrectas de personas,
casi siempre relacionamos estos comportamientos a conductas impropias, a un bajo
nivel cultural, mala educación formal, o incluso a factores hereditarios. Sin
dejar de creer en las anteriores causas, creo que muchas de estas conductas
impropias son procuradas por los demonios que llegan a dominar nuestro Yo
interno.
Para
muchos leer esta afirmación pudiera resultar un juicio descabellado, para otros
no debe ser así, será de mucha importancia conocer de algo que puede estar
inquietando y que por la manera que tenemos de mentirnos a nosotros mismo, no
somos capaces de darle el crédito necesario.
Los
niños no están preparados para disentir entre lo bueno y lo malo, los adultos "supuestamente"
deberíamos estar preparado para ello.
Cuando
estamos actuando de forma incorrecta a pesar de que sabemos que no estamos
actuando correctamente en muchas ocasiones, no medimos los resultados de esas
acciones, además una fuerza aguda interna "trata" de controlar
nuestras emociones (y escribo “trata", porque en nosotros esta
la decisión de continuar o pararnos en el momento que sabemos que no estamos
actuando bien), todo depende de la capacidad de reacción positiva que tenga
cada cual.
Los
demonios tratan de controlar nuestras emociones, desviarnos del camino
correcto, los demonios actúan y cobran más fuerzas en aquellos que descuidan el
control positivo de sus emociones, actúan sobre aquellos que alimentan
sentimientos negativos, sobre los que abandonan la fe y digo la fe no solo en
el sentido y la creencia religiosa, me refiero también a la fe en todo aquello
que entendemos nos trae felicidad y nos proporciona tranquilidad espiritual y
material.
Cuando
nos encontramos frente a los demonios que tratan de desviarnos de nuestro
camino a la felicidad, debemos enfrentarlos con nuestras mejores armas. (El
amor, el perdón, la compasión, la caridad, la fe, la esperanza, etc.) Soy de
los que apoyo la teoría de que el mal se enfrenta con amor y no con odio, porque
el odio, sigue atrayendo odio, y cuando seguimos ese camino, encontramos a los
demonios, que solo desean destruir todo lo bueno que nos hace sentir la
felicidad. Casi siempre cuando comenzamos a dar entrada a esos demonios, los
restantes van entrando solos sin nuestro permiso, porque creamos las
condiciones necesarias para ello.
Existen
muchas personas que desconocen si están poseídos por demonios.
Conozco
de muchos hombres que son demonios andantes y que están tan poseídos por estos,
que no son capaces de detectarlos, estas personas van cumpliendo la voluntad maléfica,
y no la de ellos, van por el mundo "tratando" de destruir todo los
que respire amor, lo que respire felicidad.
Yo
les propongo que cojan una hoja y un lápiz, por una cara vamos a escribir todo
lo malo que hacemos, y por la otra vamos a escribir todo lo que nos produce felicidad.
(Este ejercicio se debe hacer con un 100% de sinceridad para obtener los
resultados positivos)
A
partir de ahí comenzaremos a identificar que estamos haciendo bien o mal,
nuestro sentido común nos debe llevar a preguntar: ¿Qué es lo que motiva, las
cosas malas que hacemos?
Si
podemos ser capaces de identificar esos malos pensamientos, acciones,
actuaciones o incluso esos miedos que nos hacen actuar diferente en nuestras
vidas, puedo asegurarles que estaremos venciendo una gran batalla a los
demonios.
Buscar
los mejor de nosotros, evitar siempre los extremos, mantener una mente proactiva
en función de poder esclarecer la tarea de quienes deseamos crear salud y
felicidad para nuestros cuerpos.
Con
hipocresía, con envidia, con engaños, mentiras, con falsos testimonios, con la
doble moral, con el oportunismo, con el extremismo, oportunismo (cualquiera que
fuese), con la ofensa, la codicia, y con otros tantos sentimientos de los que
se alimentan los demonios, no podremos lograr encauzar nuestra vida por un
camino sano y positivo.
No
esperemos a que alguien venga a resolver nuestros problemas, comencemos nosotros
mismos por conocer si estamos preparados para expulsar los demonios que tratan de
dominar nuestro Yo interno.
Recordemos
que: ¡Querer es poder! ¡Yo quiero, yo puedo!
Así
reflexiono y analizo nuestro entorno. Los convido a crear cátedras de espiritualidad,
amor y felicidad.
Nosotros
somos nuestra propia cura del mal que creamos. En nosotros esta la salvación y vivir
una vida placentera.
No
dejemos que los demonios controlen nuestras emociones, nosotros somos quiénes
tenemos el control de ellas, y con ello enfrentamos las situaciones, los hechos
tal y como son, debemos dar la mejor respuesta, desbloquear los miedos que se
apoderan de nosotros, a través de paradigmas que creamos en nuestras vidas, y
darle vida a la esperanza con mucha fe, en que siempre tendremos un mundo
mejor.
Ladagoval
10
de noviembre del 2008
Miami,
Florida